el mago del cuento... soy yo

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autorretrato inédito en libro, inicialmente concebido para "Sopa de sol"

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jueves, 12 de noviembre de 2015

Al principio fue el verbo... en portugués

Esta es la primera versión de uno de los textos más importantes de Los cuentos del mago y el mago del cuento.


"Sueños" es un cuento que inventé, en portuñol, para que luego sería mi esposa, una francesa venida de Brasil al Festival de Cine La Habana en 1988. Entonces yo todavía no hablaba francés, pero acababa de concluir mis estudios de portugués y en esta lengua nos hablamos.

Escrito en una simple hoja de papel, le regalé el texto improvisado la noche antes, la mañana de su retorno a Río de Janeiro. 

Fue solo algunas semanas después que me di cuenta de que aquel era un cuento publicable y le pedí me mandara una copia por fax y lo reescribí en castellano. Por todo esto no es entonces tan raro que el texto apareciera en portugués cinco años antes que en castellano (como parte del libro Los cuentos del mago y el mago del cuento (Ediciones de la Torre. Madrid, 1995 ).

Lo singular es que fuera este el texto escogido por Laura Sandroni, a poco más de un año de mi llegada a Brasil, para la revista Ciencia Hoje das Crianças (Ciencia Hoy para niños). Laura trabajaba entonces en su excelente traducción de mi libro Era uma vez un jovem mago que aparecería, también con ilustraciones de Rui de Olivera, en la colección Veredas de la Editora Moderna (Sao Paulo) un año después (julio de 1991, cuando ya me aprestaba yo a instalarme en Dinamarca. 



Era uma vez un jovem mago fue mi tercer libro y el primero de los muchos que finalmente he publicado en una lengua extranjera antes que en castellano. En efecto, la versión definitiva (ampliada, reorganizada y corregida) aparecería solo cuatro años después, con el título de Los cuentos del mago y el mago del cuento, cuando ya yo residía en Francia, tras tres años en Dinamarca.

¿Complicada historia, verdad? 

tapa del número de Ciência Hoje das Crianças con mi primer texto en portugués (Brasil)




mi primera máquina (1975-1979)

mi primera máquina (1975-1979)
biblioteca martí, santa clara, cuba, 1993
Comencé a escribir a mano, claro. Primero con lápiz (usaba los de dibujo, de mina muy dura, para no tener que estar sacando punta continuamente; así comencé a gastarme la vista y a los 15 años ya usaba gafas -"espejuelos" decimos en Cuba- de aumento). Luego pasé a los por entonces escasos bolígrafos. Cuando a mediados de los años 1970 quise comenzar a compartir mis escritos con los colegas de taller de escritura o presentarlos a premios literarios, comencé por acudir a alguna colega o amiga mecanógrafa. Una bibliotecaria de Sala Juvenil de la Biblioteca Provincial de Santa Clara tecleó mi primera novela (que ilustré... a mano, claro) y mandé al Premio UNEAC 1977. Pero mis obras eran largas y ella tenía mucho trabajo. Así comencé a teclear yo mismo en la Underwood de la foto: una máquina prehistórica, pero muy bien cuidada y de tipos redondos.
Fue al año siguiente que un amigo mexicano que partía de vacaciones, me dejó su moderna máquina portátil. En ella aprendí a teclear según las reglas del arte y mecanografié mi segunda novela, por primera vez de la primera a la última letra.
De mis máquinas posteriores no guardé ni el recuerdo de una foto, y tampoco de la máquina electrónica que utilicé durante mi estancia en Brasil '1989-1991) ni de mi primer ordenador, un Compaq portable que me acompañó 8 años. Pero esta ya es otra historia, porque en él comencé a escribir directamente sobre un teclado; abandonando para siempre la versión manuscrita previa y el enojoso mecanografiado ulterior
Lo dicho; esa es otra historia.

traducido a persa, hindi, coreano, tamul, catalán y tantos otros

traducido a persa, hindi, coreano, tamul, catalán y tantos otros
Olinda, la bella durmiente fue mi primer artículo publicado en el Correo de la UNESCO, me procuró traducciones a decenas de lenguas... en las que a veces ni siquiera supe separar mi nombre del título del artículo

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